[…] un territorio donde las palabras eran como los locos en la clínica…
Julio Cortázar, Rayuela
Tacto: “sentido corporal con el que se perciben sensaciones de contacto, presión y temperatura”[1]. Contacto [cuarta definición]: “enlace (persona que establece relaciones entre otras)”[2]. Enlace [segunda definición]: “unión, conexión de algo con otra cosa”[3]. Conexión [séptima definición]: “grado de perfección espiritual en que el alma, desasida de toda criatura, se une con su Creador por la caridad, de suerte que solo aspira a cumplir en todo la voluntad divina”[4]. Perfección: nombre femenino, cualidad de perfecto, adjetivo cuyas definiciones no me convencen: “que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea”[5]; ¡hazme el maldito favor! Bondad: “cualidad de bueno”[6], ¿bueno para quién? Good for me, baby, good for me[7]: versos en lengua ajena, canciones sin autoría; good–for–me–baby: cuatro palabras de fácil traducción; un enunciado endeble, egoísta, sin bondad; ¿tan poco original es tu respuesta? Contacto, enlace, conexión, perfección, bondad: palabras, términos, vocablos distintos, conectados por referencias, por la incapacidad de explicarlas de forma única, propia, como tus versos, como tus canciones: Far away in the forest, far away[8]. Forest: bosque en inglés; bosque: en él me piensas y te pienso: en inglés, español y hasta en francés (nivel básico, tal vez menor) te pienso: bonjour, mademoiselle, te digo; bonjour, monsieur, me dices. La idea de encontrarnos solitarios, uno frente al otro, es un delicatessen en tiempos donde la soledad se encuentra en las muchedumbres, abunda en las muchedumbres, se nutre de ellas y hace olvidar la necesidad de alejarnos, de estar solos. Soledad: “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”[9]; solitario [tercera definición]: “retirado, que ama la soledad o vive en ella”[10]. Carencia involuntaria: rechazo, desprecio, asco; según su contexto, la soledad como sustantivo puede resultar algo peyorativo, involuntario; empero, el solitario siempre amará la soledad independientemente de qué o quién sea ella: la apapachará, la besará, hará el amor con ella… Hacer el amor, make love, faire l’amour: sobre la suave hojarasca, colchón de desprendimiento, penetro tus pensamientos hasta abarcarlos todos, hasta hacerlos míos; suaves contactos de piel enlazan nuestra perfecta conexión, bondadosa, at the forest, sin carencia involuntaria de compañía, juntos, amando, resignificando… Resignificación. Eso hay que hacer: resignificar las palabras, las normas, las formas también, ¿amores? ¡Por qué no! ¡Resignificarlo todo!: ídem=yo te amo; cambiar, carajo, cambiar… al final todo se trata de ello: errar, ser errante, otro cada segundo, otros cada hora, en constante movimiento, en constante metamorfosis: una cana más, un pedo atorado que duele al pecho como un corazón roto, un grano en el culo o un mal olor de patas lo modifica todo; y ese todo viene y va, no se queda, siempre se transforma: Todo se transforma… ¿Drexler? ¿Qué haces aquí? Hoy no toca clase de guitarra, ¿podrías venir mañana? Excelente, muchas gracias… Jorge Drexler, ¡ah! ¿Recuerdas cuando lo conocimos? ¿Recuerdas cómo sonaba su voz en nuestros oídos, zumbando las orejas, perforando los tímpanos debajo de palmeras sin cocos, escuchando gaviotas, sintiendo la brisa, fumando ese tabaco tuyo con lavanda? Estando los tres, pero presentes sólo tú y yo, observábamos las olas rompiendo contra la arena, chocando entre ellas, contra las palmas, contra las casas, y cantando a tarareos Silencio, tratando de acertar los tiempos, tratando de detener el tiempo, de cambiarlo, de jugar con él… para estar en silencio; pero nunca llegamos a éste, ¿te has dado cuenta? Porque tú vives en mí y si callo me preguntas por qué he callado y si tú callas hago lo mismo contigo; tan malacostumbrados estamos a platicar que hemos olvidado cómo dejar de hacerlo: no importa cuántas veces se repita la misma historia, preferimos escucharla que dejar de contar, de bailar, de cantar, de vivir; vivir: “Tener vida”[11], ¡tan obvio como eso! Tener vida, ¡ja! Respirar, respirar: inhalar y exhalar, exhalar e inhalar, snuf, snaf, snif; reír, reír: ja, je, ji, jo, ju; cagar, cagar (oye, que evacuar es un placer, aunque lo niegue el Papa o hasta la amiga más guapa); ¡sentir, caray! Sentir lo más bonito y lo más feo: amar y ser amado, rechazar y ser rechazado; una carcajada o un llanto, una verdad dolorosa o la más suave caricia por el muslo, por las nalgas, por el pecho, por la espalda, por los cachetes y por el sexo que se moja, se calienta (so fast, so fucking hot), alardea impaciente la gloriosa compañía de otro, similar o distinto, para bailar ¡¡bailar, chingada madre!! Samba, rumba, vals, disco, mambo, salsa, merengue; salsa y merengue: comida hecha danza, danza hecha alimentos que ocupan la vacante de lo que es, pudo ser o será, de ese vacío donde todo confluye; Tu cuerpo y el mío llenando el vacío // subiendo y bajando[12]… Subiendo y bajando; sube y baja, como el juego del parque, ¿lo recuerdas? ¡Cómo nos divertíamos! Arriba y abajo, abajo y arriba, siempre pensando quién será el primero en bajarse, quién reventará las nalgas del otro contra el piso de concreto o cubierto de arena que se mete hasta la línea de gol, traspasando el manto de nuestro pudor, ese que no encontramos en el bosque, tú bosque, mí bosque, nuestro bosque: entre el canto del jilguero y la mirada tímida del tlacuache, entre el murmullo del riachuelo y el soplido del viento; ahí, donde todas las palabras coexisten sin ser dichas: contacto, enlace, perfección, carencia involuntaria, ama, forest, ¡hasta bondad! La pinche bondad no podía faltar: también habita en el bosque, donde lo bueno y lo malo ya no es bueno ni malo y dan luz a una armonía perfecta: la hormiga por la corteza del pino, la serpiente acechando sigilosa a la liebre, la pareja caliente adentrándose para coger pegados a un enorme tronco; sí, eso es bondad: distintas historias corriendo por sí mismas, con la posibilidad de cruzarse, encontrarse, convivirse, vivirse, follar, mutar, parir… Aquí deseo quedarme, ¿sabes? Ser el Tarzán de los cerros. Ser cerros. Cerros con sombreros verdes. Cerros húmedos, fríos o calientes. Cerros como refugio de guerra, de revolución, de violencia, de muerte. O simplemente cerros.
No sé, piénsalo. Al fin y al cabo, somos la misma persona.
[1] Definición de la Real Academia Española, o sea la RAE; sí, el diccionario que utilizan para ablar i ezcribir vien algunxs, no todxs, pq a muchxs lez bale madrez.
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Sí, ídem también.
[5] Ídem. Otro ídem; otro maldito ídem, caray.
[6] Último ídem… espero.
[7] Debe ser de alguna canción, no recuerdo cuál.
[8] Ídem.
[9] Nueba definisión de la rAE.
[10] Ydem.
[11] Yo te amo.
[12] Así lo cantan Quique Iglesias y gente de la zona.
